‘Un Grito de la Memoria’ para que el abuso del Estado no se repita en Ecuador

Una obra pictórica, armada en 5.500 piezas de cerámica, es el acto de resarcimiento integral más importante que Ecuador ha tenido con las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad sucedidos entre 1984 y 2008. Este resarcimiento se hizo a través de la Fiscalía General del Estado.

Se trata del mural ‘Grito de la Memoria’, impulsado por el fiscal General, Galo Chiriboga Zambrano, y exhibido en los exteriores de la Fiscalía en Quito, desde el 10 diciembre del 2014. Con esta obra también se busca la reflexión colectiva sobre el terrorismo de Estado en la región.

Entre 1970 y 1980, con el ‘Plan Cóndor’ aplicado en Latinoamérica en el contexto de la Guerra Fría, se empleó una política estatal de represión y anti-insurgencia liderada por Estados Unidos para frenar el avance del modelo comunista de la que fue la Unión Soviética.

Los aparatos represivos estatales aniquilaron a quienes no estaban de acuerdo con las líneas de acción de los gobiernos y de las dictaduras. Este es el contexto histórico y social que plasma el mural.

Ecuador no quedó al margen. El gobierno democrático de León Febres Cordero, 1984-1988, utilizó el poder estatal para eliminar a la insurgencia. En el régimen de Febres Cordero sucedió el 50% de los 136 casos que investiga la Dirección de la Comisión de la Verdad y Derechos Humamos de la Fiscalía ecuatoriana en la administración de Chiriboga Zambrano. Esto porque en Ecuador, durante décadas, reinó la política de invisibilización de estos crímenes de Estado”, aseguró el Fiscal General ecuatoriano.

La reparación integral

Es importante que la memoria se mantenga latente y nítida en el proceso de reparación integral a las víctimas. La memoria es el almacén de recuerdos de eventos que sucedieron en algún momento de la vida o de la historia. Es la capacidad -de una persona, un colectivo o un país- de evocar en el presente hechos sucedidos en el pasado.

En la memoria latinoamericana quedaron latentes las desapariciones forzadas de personas, así como las torturas y las ejecuciones extrajudiciales de quienes tenían ideales distintos en el marco de las dictaduras militares que promovió el ‘Plan Cóndor’. La justificación para estos crímenes fue la defensa de la seguridad nacional frente al fantasma del ‘Comunismo’.

En regímenes democráticos posteriores a 1980, la ‘limpieza social’ era política de gobierno. Se esgrimieron argumentos de que los muertos pertenecían a bandas criminales que fueron “neutralizadas” por la Policía en medio de asaltos en proceso.

Vulneraron los derechos humanos y cometieron crímenes contra la humanidad para mantenerse en el poder con un estricto orden autoritario y conservador para eliminar la disidencia y la delincuencia.

Estas verdades se disfrazaron, se introdujeron y se establecieron con el concepto de que las graves violaciones a los derechos humanos y los crímenes contra la humanidad fueron acciones necesarias de los gobiernos y de las dictaduras para mantener el orden social y la seguridad nacional.

De esa manera construyeron la memoria colectiva desde las verdades oficiales con recuerdos basados en mentiras y omisiones premeditadas, contadas desde una historia ‘oficial’, para naturalizar las acciones e invisibilizar los crímenes de Estado, con lo que se justifica el asesinato.

Por esto, reparar integralmente a las víctimas de crímenes de Estado significa el conocimiento de la verdad de los hechos, la reparación integral de los daños causados, reestablecer el derecho lesionado, la indemnización y la garantía de no repetición de la infracción, de acuerdo como lo establece el numeral 2 del artículo 78 del Código Orgánico Integral Penal (COIP).

Creación conceptual

 

 Para la creación conceptual del mural se realizaron encuentros con las víctimas y familiares con el objetivo de escuchar sus historias. Fue el muralista ecuatoriano Pavel Égüez y asesores de la Fiscalía quienes trabajaron en la recolección de la memoria para construirla colectivamente, a través de un relato que contradiga la versión oficial. 

 

“El mural quiere y busca que la memoria sobre estos hechos no se pierda y que los delitos que se cometieron sean sancionados”, manifestó el Fiscal General. 

 

El derecho a la verdad fue reconocido como un derecho humano universal por 60 países de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el 2006.

 
 El concepto del mural se decidió con base en encuentros realizados con víctimas y familiares en los que se escucharon sus historias. 

Sin verdad no hay justicia

 

 Pasó en América Latina. Pasó en Ecuador. Tras procesos judiciales y reconstrucciones sociales de memoria con base en la verdad, la justicia y la reparación se conocieron los verdaderos hechos y las razones en base a las que los Estados desaparecieron, torturaron y ejecutaron a sus ciudadanos.

 

La investigación penal, la judicialización y la obtención de sentencias condenatorias fue la respuesta de Galo Chiriboga Zambrano, como fiscal general del Estado desde julio del 2011. Se han obtenido sentencias en casos como ‘Lema’ o ‘González y otros’ por violaciones graves a los derechos humanos.

 


El fiscal General, Galo Chiriboga Zambrano (der.), y el artista Pavel Égüez miran los bocetos en los que se basó la construcción del mural ‘Grito de la Memoria’.